Revólver-El Dorado
Merece la pena pararse a escuchar este tema y pensar si algún día seremos capaces de agradecerles a nuestros padres todo lo que han hecho, hacen y seguirán haciendo por nosotros.
viernes, 30 de noviembre de 2007
A mis padres, a los tuyos... a todos.
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jueves, 29 de noviembre de 2007
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miércoles, 28 de noviembre de 2007
martes, 27 de noviembre de 2007
¿Cómo es posible que alguien, tan solo con su forma de ser y su trato, le quite a una la ilusión de hacer lo que lleva haciendo desde que era una niña, que siempre le había encantado y que podría llegar a ser su modo de vida? Y no sólo eso, sino que una vez conseguido, no con una persona ni dos sino con muchas, pueda tener la cara de inventar, una tras otra, mil excusas para justificar que todas esas personas lo hayan dejado, en vez de reconocer su culpa. ¿Qué digo? ¿Reconocer su culpa? Eso jamás, antes muerta...
Seguramente habrá quien piense que si realmente algo te gusta, nada ni nadie puede separarte de ello y quitarte la ilusión. Pues no es así. Y lo digo por experiencia. Hay quien puede ser tan mala persona (por no llamarla algo peor) que no para de hacerte la vida imposible durante años hasta conseguir que aquello que has querido hacer durante toda tu vida y con lo que has disfrutado desde que tenías uso de razón, se convierta en una pesadilla y lo único que te proporcione sean malos momentos.
Y eso no es todo, sino que, para colmo, hay que aguantar que esa misma persona sea considerada por la gente que no la sufre, como una buena persona, encantadora y que defiende a su gente frente a todo.
Si todos los que piensan eso la conocieran de verdad, ¡¡Qué rápido cambiarían de opinión!!
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lunes, 26 de noviembre de 2007
La familia Telerín
Vamos a la cama, que hay que descansar...
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domingo, 25 de noviembre de 2007
sábado, 24 de noviembre de 2007
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jueves, 22 de noviembre de 2007
Agárrate a mí, María (Los Secretos)
Una de mis canciones favoritas.
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Ilusiones Ópticas
¿Dos columnas cuadradas o tres redondas?
¿Subir sin subir?
Aunque no lo parezca, todas las líneas son paralelas.
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miércoles, 21 de noviembre de 2007
martes, 20 de noviembre de 2007
Sola
¿Quién no se ha sentido alguna vez como esta niña,
perdida y sola sin saber a dónde ir?
La diferencia: ella está en la calle, nosotros en la vida.
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lunes, 19 de noviembre de 2007
domingo, 18 de noviembre de 2007
Ángel Corella
Ni Nureyev, ni Baryshnikov... ÁNGEL CORELLA
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sábado, 17 de noviembre de 2007
La Bocca della Veritá
Dice la leyenda que un marido celoso llevó a su mujer hasta la Bocca della Veritá para comprobar si le engañaba con otro, ya que según historias antiguas del lugar, si uno decía una mentira mientras tenía la mano en la abertura de piedra, inmediatamente ésta se cerraba aplastando la mano del mentiroso.
El amante de la mujer, alertado por los gritos del marido en plena calle, se dejó caer por el lugar justo en el momento en que la pareja estaba delante de la Bocca. La mujer, al ver llegar a su amante, simuló marearse cuando éste pasó por su lado, con lo que el amante no tuvo más remedio que recogerla en sus brazos para que no cayera al suelo.
El marido, agradecido, se giró hacia su mujer dispuesto a seguir con el ritual y comprobar si le había sido infiel. Así que metió la bella mano de su mujer en la boca de piedra y le preguntó si había estado con algún otro hombre que no fuera él.
La mujer le dijo entonces que podía estar tranquilo, que nunca había estado con ningún otro hombre, y que solo había estado en sus brazos y en los del joven mozo que la acababa de salvar de una caída al marearse.
Ciertamente no estaba mintiendo y su mano se salvó, pero se dice que desde entonces la Bocca de la Veritá perdió su credibilidad y ya no funciona más como detector de mentiras.
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jueves, 15 de noviembre de 2007
Nunca... porque quien... un día...
Nunca hagas todo lo que puedes.
Nunca creas todo lo que oyes.
Nunca gastes todo lo que tienes.
Nunca juzgues todo lo que ves.
Porque quien dice todo lo que sabe,
Hace todo lo que puede,
Cree todo lo que oye,
Gasta todo lo que tiene,
Y juzga todo lo que ve,
Un día dirá lo que no conviene,
Hará lo que no debe,
Creerá lo que no es,
Gastará lo que no puede,
Y juzgará lo que no sabe.
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miércoles, 14 de noviembre de 2007
¿Por qué?
Además, cada uno busca ese porqué de distinta forma: hay quien lo busca fuera, echándole la culpa a los demás y sin pararse a pensar si parte de esa culpa podría estar en uno mismo. Otros, sin embargo, acompañan siempre ese por qué con un ¿Qué he hecho mal? ¿Me lo merezco? ¿Es culpa mía?... Y, desgraciadamente, esas preguntas sí que suelen encontrar respuestas, muchas de ellas acusatorias de una culpa que, a menudo, no nos corresponde asumir, pero con la que estamos dispuestos a cargar ante la falta de respuestas. Pero ¿conseguimos algo con ese calvario? La respuesta es no, aunque es algo que algunas personas no pueden evitar; es un rasgo de su personalidad que seguirá atormentándoles toda la vida.
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martes, 13 de noviembre de 2007
lunes, 12 de noviembre de 2007
domingo, 11 de noviembre de 2007
Esa mirada
Hace años leí este relato, me gustó y lo guardé. Y aquí está:
"El fuego de la chimenea hacía el ambiente más acogedor, contribuyendo así al aire de paz y tranquilidad que se respiraba en toda la casa. Fuera, el viento agitaba las ramas de los árboles y la oscuridad ya se había adueñado de todo. Mis padres y yo nos encontrábamos en casa de mis abuelos. Era Navidad y teníamos como tradición pasar esas fechas junto a ellos.
Estaba colocando los platos sobre la mesa, cuando dirigí la vista hacia mis abuelos. Estaban recostados en unas butacas, junto al fuego. Sus manos estaban unidas. Desde mi posición no llegaba a entender lo que decían, pero veía sus labios moverse y sonreír, y un brillo especial en los oscuros ojos del anciano, que sólo estaba presente cuando hablaba con ella. De repente un ruido me sacó de mis pensamientos. El teléfono había empezado a sonar en el piso superior de la vivienda. Observé cómo mi abuela se levantaba. Miró a su marido y le comentó unas pocas palabras. Mientras el anciano la miraba con un brillo aún más intenso, la mujer subió las escaleras. La madera de los viejos peldaños crujió bajo sus zapatillas y me quedé contemplándola hasta que su frágil silueta desapareció en la oscuridad del piso superior. El sonido del teléfono cesó transcurridos unos pocos segundos.
Nos sentamos en la mesa del comedor. Todo estaba preparado para comenzar la cena. Charlábamos animadamente cuando, de pronto, el abuelo enmudeció. Se puso muy pálido. Me asusté y, rápidamente, me levanté de la mesa, me acerqué a él y le cogí la mano. “¿Qué te pasa, abuelo?”. El anciano intentó decir algo, pero no pudo. “¡Dime algo, por favor!”, le insistí. Al fin, una palabra consiguió salir de su boca. Aunque con voz entrecortada pronunció: “Amelia”. Aquella palabra hizo que mis padres se levantasen el asiento al instante. Era el nombre de mi abuela. Un aterrador pensamiento me cruzó la mente y empecé a correr escaleras arriba. “¡Teresa!”, gritó mi madre mientras iba detrás de mí. El corazón me latía a gran velocidad mientras subía los peldaños de dos en dos. Llegué al piso de arriba, abrí la puerta de la sala de estar y entonces lo vi. Noté como lo ojos se me llenaban de lágrimas y como los brazos de mi madre me rodeaban. Tras unos minutos en los que intenté calmarme, bajé de nuevo al salón. Miré a mi abuelo y me di cuenta de que no hacía falta decir nada. No sé cómo, pero el ya lo sabía. El anciano mantenía la mirada fija en el horizonte y las lágrimas estaban a punto de deslizarse por sus mejillas. Al contemplarlo, me invadió una sensación que nunca antes había tenido. Una sensación de impotencia y tristeza a la vez. Una sensación que nunca podré olvidar.
Hoy es Navidad. Han pasado ya tres años desde que ella nos dejó y aún sigo preguntándome qué pasó por la cabeza del abuelo en aquel instante. Por lo demás, él dice sentirse bien. Siempre ha sido un hombre fuerte. Sin embargo, no he vuelto a ver brillar sus ojos como aquella noche, Y tengo la impresión de que nunca volveré a ver esa mirada". (Iratxe Urrutia)
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